miércoles, 5 de diciembre de 2007

Vacas tristes

En tiempos de vacas tristes hay que recurrir a los recuerdos felices para que le sostengan a uno. Uno de esos momentos es cuando bailabas haciendo girones con la cabeza, y según tú muy sexy, llegabas hasta mí a lo largo de la pista. Haciendo mil muecas con los labios y los ojos, luego me abrazabas, y girábamos bailando los dos y depositabas un beso en mi cuello; eso sí que me hace reír siempre.
Gracias por ese baile.
Quizá de todos los amores que he gozado, tú has sido el más importante, tal vez porque no tuvimos tiempo de conocernos, porque la distancia era muy grande, porque había muchas barreras impidiendo nuestro encuentro, o mi debilidad fue más grande que no te retuve.
Me gusta recordarte en la canción que me escribiste, en el autobús donde sigo viajando por si algún día volvemos a coincidir, en las cartas que leo cuando, como hoy, estoy triste, y me recuerdo que no debo dejar escapar otra vez el amor, como contigo.
Por eso, en nombre de ese amor, prometo abrir bien los ojos por si pasa de nuevo y le atraparé.
Prometo darme la oportunidad cuando toque a mi puerta. Me mantendré libre y disponible para cuando llegue y le cuidaré y le protegeré.
Prometo ante los amores que me han muerto pero que me han dado el aliento para sentirme viva que no te dejaré... más no te retendré.
Seré una época de vacas felices, agradables, enamoradas,...
Leonora

No hay comentarios: