Pedir un deseo
es subirte a un carrusel
donde los grandes corceles
serán para los primeros en llegar.
Regalarme tu corazón,
poseerlo,
no es la satisfacción del deseo,
cuando yo te quiero a ti.
Tomar dulce vino blanco
en la pequeña sala de tu vida
tampoco me endulza la soledad
ni hace complacer mi deseo.
Llamarme cuando me necesitas
es cumplirte tus deseos
mas no los míos,
aquel donde duermes conmigo.
Mi deseo es tan egoísta
como pretender el poseerte,
quizá porque no te tengo,
quizá porque pronto me iré.
Flor González
11/12/07 cuando todos se van de mi vida
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