domingo, 9 de diciembre de 2007

Era

Era el eco de la foca
lo que escuché en tu boca,
era el canto de las tortugas
que milenarias viajan por el mar.
Fue un beso hambriento
entre derrumbes y maremotos,
fue el eco de tu sonrisa
quien llamó a la medusa.

Tarde es para almorzar
y no sabes si es al final de la mañana
o al principio de la tarde,
los domingos serán feriados
pero tu ausencia es latente,
brinca de nebulosa a luceros
entre los barrios olvidados por la gente.

El hambre en mi estómago
el hambre en los labios
pronto me iré comiendo de a poco
sólo quedará el eco de lo que fuí
la grana de la última cosecha
el polvo en las copas del bar.


Flor González

9/12/07 Sedando al corazón

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