jueves, 19 de junio de 2008

Es tu estela en el cauce del río

En la universo de las veduinas
los elementos son río, hojas y ramas.
La tierra y el agua cobija los besos del aire
y huye del fuego...
que habita en mi corazón.





Es tu estela en el cauce del río,
es tu majestuoso nado en las venas de la corriente,
es tu vestido de aurora que corona la calle,
es la Atlántida que desaparece bajo el movimiento de tus caderas, mi bien.

Son las chispas que rozan la piel enamorada,
el disparo de miel que inunda el borde del fuego,
la marea de amor que anhela la nívea playa,
la brisa que dejan tus huellas cubiertas de besos.

Son tus formas que contagian el encanto,
la parábola de una década sin ti,
la maravilla moderna sin consenso,
la arena que nutre el desierto.

La nota de mi sinfonía de amor y desafío,
el único elemento de mi universo floral,
una segunda mañana de domingo frente al mar,
una noche de vino descubriendo el hilo de tus bragas.

Flor González

19/06/08 "Quiero que me digas amor, que no todo fue naufragar, que me va la vida en ello, mi amor" Silvio Rodríguez.

lunes, 16 de junio de 2008

"Ok como gustes"

Se acabaron las palabras que nacían para ti
por más que intento partos naturales
o germinaciones in vitro, es inútil...

Tampoco hay lágrimas que descubran el fin
ni corazones palpitantes en el camino.
La mañana llega seca, árida, pulverizada.

En el tercer vaivén del columpio en el parque
doy cuenta de la felicidad que hay después de ti,
de la absurda necedad de querer esperarte.

Entiendo que era demasiado para tus arrugas
para el detrimente barro de tus venas defeñas
para la lastimera actitud de quién está vacío.

El trinar de los pájaros calma la polución de los sueños,
la esperanza que estrelló sus alas tras el mensaje,
la ilusión que se encendía así misma en el laberinto.

Solo queda un leve bramido del fondo del río,
el murmullo egoísta de tus labios de medio siglo,
un tesoro de cobre en la orgullosa piel amerindia.


Flor González

16/06/08 Conmigo te equivocas, mas ya no tendrás oportunidad de averiguarlo. Sea por Dios.

viernes, 13 de junio de 2008

En la vigésima tercera mañana de Junio

En la vigésima tercera mañana de Junio
no me has regalado flores nunca más
sólo puedo respirar la brisa del adiós
y la cartelera cinematográfica
me ayuda a tapar los orificios de luz
que se cuelan por las paredes solitarias.

En la vigésima tercera mañana de Junio
al igual que las mil doscientas quince detrás
no me atreví a tocar tu ventana ciberespacial;
esperaré a la tarde con un vaso de licor irlandés
y el humo del tabaco acompañándome en el sofá,
mientras cae la lluvia, cae la lluvia, la lluvia.

En la vigésima tercera mañana de Junio
que voy a hacer si ya no me quieres más;
ya no sé que voy a hacer con este dolor
que trasciende los días absurdos a miles;
sin estrellas que alumbren estas palabras,
con tristezas que ahogan mi corazón.

Sin mediodías que refresquen la carestía
sin papalotes que sobrevuelen mi playa
sin piedras que adormezcan pequeños lagos
sin mantas que cubran la frialdad de tu ausencia
sin guirnaldas que premien la fórmula del hastío
sin pechos que aguanten tanto abandono
sin noches que desaparecen oscuras bajo la luna.


Flor González

13/04/08

jueves, 12 de junio de 2008

Bajo el cielo raso

Bajo el cielo raso
vive una angustia enamorada,
de gran elocuencia en el habla
y de un andar que perece.

Bajo el cielo raso
ahí donde florecen los lagos,
germina el desconsuelo de su alma,
redonda naranja nocturna.

Bajo el cielo raso
explota la piel de los barcos,
indefensa voluntad del amor
en alas de acero inoxidable.

Bajo el cielo raso
camina la puerta del encuentro,
suena la campana de tu nombre,
duerme el reloj de mi tiempo.

Bajo el cielo raso
hay un mangle mental,
el gris semblante de la luna,
la última broma de la soledad.


Flor González

12/04/08 Rememorando la cadencia de las manzanas.

Ahí estás...

Ahí estás, en la sombra de las farolas
en cada esquina del viejo Madrid.
En el fin de temporada de la serie norteamericana,
en el olvidado retrato en el archivero,
en los recuerdos que lanzan mordiscos de pirañas.

Ahí estás, en la escritura de mis dedos,
en la canción de Sting como un suspiro,
en la magia de las burbujas en la tina,
en la sonrisa del arcoiris después de la lluvia,
en las palabras de Mustafá en el café.

Ahí estás, en el remolino de las ideas
que amenazan el mundo que construí para ti,
en la sórdida mirada del inframundo,
en la tormenta que se anuncia cobarde
tras las cortinas cálidas del Atlántico.

Ahí estas, en el fuego que apaga el agua,
en la vela azul que enciende sus pies de luz,
en la demolición de la tv para ya no verte,
en los mensajes que devora mi angustia,
en la Ceratti que espero ser para ti.


Flor González

12/04/08 En el minuto de silencio por la muerte inminente de tu recuerdo.

El vuelo de los versos en la orilla de tu cuello

Mi felicidad eres tú,
en la víspera del verano,
en la correa del perro que se deja pasear,
manso, ansioso, sediento.

Dime cuántas suertes
tienes en la mano para mí,
cuántos secretos has contado al viento
antes de aceptar mi partida.

Escucha...
el latido de los pájaros sobre el tejado,
el vuelo de los versos en la orilla de tu cuello,
el sereno estero del veneno que me ahoga.

Mi felicidad eres tú,
como el filo de la vida en el agua,
la mañana que sueña en despertar a Aquiles,
la flor que no brota en las cafeterías.

Así es mi amor por ti,
en el depósito vacío de los sueños,
sin alegrías compartidas,
sin mayoría relativa en el Congreso de la Unión.

Flor González

12/04/08 Babe ven pronto por favor.

martes, 10 de junio de 2008

En la última nota del tango

En la última nota del tango
quedó atrapada mi emoción,
insolada bajo tu mirada,
en el "swing" de la copa de los árboles.

No fue la melodía de Gardel
quien me llevó a la orilla de tu hebilla
ni el bandoleón de Piazzola
debajo de la cutícula del mantel.

Es la llamada que no llega,
el correo que no se asoma,
tu corazón sin mí que no retoña.

No habrá calles en La Dominicana
que nos recuerden como en La Habana,
ni ritos bajo la luna Cana
ni paseos coloniales de Nicaragua.

En la última nota del tango
se fue mi esperanza en caracol,
envuelta en la incógnita de tus besos,
en la brisa que no ha regresado.

En la última nota del tango
vibra un corazón inerte entre mis manos,
la sombría quietud de unas lágrimas,
el trago amargo del revólver de tus labios.


Flor González

10/junio/08 Si vos fueras lo que viniera dentro de mi botella al mar, igual te daría la libertad.