Ni cuando empezaba a surcir mi piel de escritora me pasaba eso de escribir y reescribir las lineas. Escribir, borrar, escribir, borrar, cambiar el texto, la idea, etc.
Construir un monopolio de pendejadas es lo hacen mis manos hoy.
Hasta el año pasado, para estas fechas ya había mandado tarjetas, postales, escritos, recuerdos, todos con la felicitación navideña, mis grandes deseos afectivos hacia ustedes y parabienes de salud y bienestar.
Hoy, queridos amigos, no tengo nada que decir, lo siento, no me sale nada, no deseo nada, no quiero nada. Algunas veces se me contamina el corazón, lamentablemente ocurrió en esta época. Espero entiendan. No es nada personal.
Bye
Quisiera echarle la culpa a los fármacos pero ellos en realidad me están haciendo la vida más liviana. Benditas!
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