jueves, 1 de noviembre de 2007

El primer soplo de Noviembre

El primer soplo de Noviembre lleva olor a vida, paradójico en los días de muertos.
El baile de las hojas con el viento acaricia mis oídos.
Me invita a pensar en dónde estarás, quien bebe tus palabras, quien se embriaga con tu mirada.
Los Noviembres no son suficientes para recordarte, han pasado de tres y la mesa yace rancia esperando con el café Britt para ti y el té verde chino para mí. Aun sigo conservado el vapor que traduce mensajes desde las tazas compradas para la ocasión.
Ya son mucho los ángeles que me han socorrido tocando a tu puerta que me da pena seguir molestandoles. La sordera ciega de tu corazón envuelta tras candados no deja escucharme pero si sientes las ondas vibrantes que recorren tu espina dorsal cuando me acerco.
Al primer rayo de sol de este hermoso Noviembre, camino entre las nubes, descalza y sin peinar.
Comulgo teorías, ayuno redacciones.
Y pienso en las muchas veces que has llegado a mi puerta, en diferentes sonrisas, en diversas texturas, crees engañarme simulando una historia nueva y sólo dibujo una sonrisa, eclipse de luna en radiante sol que eres.
Este Noviembre trae consigo el amor, lo siento agitarse como niña traviesa dentro mío.
y te respiro en la esencia del aire.
y te escucho en cada nota de una canción emitida por las aves.
y te siento en la fresca noche que cobija mis sueños.
en la tristeza que te causa darte cuenta que por no arreglar el resquicio de tu puerta, porque fue más comodo dejarla entreabierta para entrar y salir sin dificultad, oxidada, no fue lo suficientemente amplia para que la abrieras para mí.
Y en tu mirada veo, que prefieres que yo siga mi camino porque no sabes si te vale la pena repararla, si ya no tienes fuerza o cuánto tiempo te llevará arreglar tu descuido.


Si vales la pena.

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