miércoles, 21 de noviembre de 2007

Recordarte no es sufrir... es gozar

Cuando estoy contigo
me siento perdidamente
enamorada
las campanas suenan alegres
las verduinas bailan al rededor.
Si tu supieras
que entregaría todo lo que tengo
y hasta mis huesos
por volver a verme en tu mirada
por recorrer la distancia de tu cuello
por equivocarme al tomar el avión
por romper la taza que cambió mi destino.
Pero el amor es así
fracciona los instintos,
no escucha sumbidos,
ni te reconoce en la nomenclatura de las calles
se confunde con las olas del tiempo
se enmohece en los hongos del parque.
Mas no soy una niña
que se equivoca a perder
que sueña con los brazos azules
ni los besos que chocan de pasión
ya no tomo malteadas con dos pajas
ni escucha música por compañía.
Ahora soy una mujer
que llora y rie por amor
que disfruta la puesta de la luna
al final del tunel de la sinceridad
quien no se complica con gajos de mandarina
ni busca naranjas ni toronjas por mitades
quien escribe su propia historia
sin esperar que la entiendas
tan sólo que la acompañes después del té
que desea que dibujes ángeles
en la arena y en la nieve,
que la escuches cantar desentonada
con los brazos abiertos a la lluvia,
quien se pone triste con las injusticias,
quien come paletas de hielo
para derretir palabras que le salen por doquier.


Flor González

21/11/07 Después de una siesta, no redactar mi informe de estadística. Hora de ir por Nina.

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