domingo, 3 de junio de 2007

El velo pintado

El tenue muro que ponemos entre nosotros y los demás. Aquello que invita al egoísmo a pintar máscaras en el rostro de las personas a nuestro antojo y evita que las veamos tal como son. La travesía obligada de la vida que nos lleva a derrivar las barreras que nos muestra la sensible y cruel realidad que nuestra ceguera voluntaria conlleva incluso al paraíso.
Vemos una mujer que en cien años sigue siendo la misma, al menos las que coinciden con ciertas experiencias que ocurren en la vida de la protagonista y que hoy día, a mi manera de ver la actualidad, sigue actuando igual. De la misma forma que algunos hombres.
Hemos avanzado en el plano científico, tecnológico y urbano pero seguimos arrastrando el egoísmo y las pasiones junto a la traición.
Lo idóneo: No pintar un velo entre nosotros y los demás. Darnos la oportunidad de conocer a nuestros semejantes. No se trata de acercamiento, sino de ver sin prejuicios, sin estereotipos. Qué de cosas nos ahorraríamos si tan sólo nos comunicaramos con propiedad, con respeto, con pausas (no tan largas, por supuesto).
Yo, sólo espero, poder hacer lo que pienso.

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