Los días favorables para el amor son los miércoles. Me alimenté con cada minuto del árbol de otoño naranja que abriste ante mí. La corteza en nuestras piernas fueron heridas de suave café. Vi la figura, vi tu líquido antiguo recorriendo los oficios de la infancia, de la juventud y la eterna gloria de un hombre.
Tendremos sinfín de bienvenidas, tantas como las mañanas de un quinteto de cuerdas mudas, de notas sordas, vibrantes al latido unísono de la palabra cariño.
Ego será domesticado. Te enseñaré a amaestrarlo. Soy una buena domadora de orgullos rebeldes, de egos libertinos y cretinos.
Verme en la miel es la paz más hermosa de este miércoles. El rumbo del destino sigue la brújula trazada en los tiempos sin tiempos, cuando la tierra no era tierra, cuando vestíamos la nada. Afecto es el vocablo más sencillo y diminuto de lo que mi corazón siente por ti.
Sea pues.
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