domingo, 27 de mayo de 2007

Capítulo: Sabotaje, desahogo o confesión

Dentro de un ambiente musical de tango me encuentro, una vez más, saboteando una relación. Sí, parece que soy más dada a fracturar mis afectos, en la intensión de fomentarlos que consolidarlos.
Cuando leas ésto, no sé dónde estaré si en la clínica o en mi casa, para el caso es lo mismo, una cirugía no me asusta, menos una menor. Juego con mis flecos como esperando una respuesta de si es correcto escribirte ahora; si te llamaré al regresar puesto que no tengo nada grave (ya he pasado por esto varias veces) o contarte que considero que el origen de los males que me aquejan son que no estás conmigo.
Cuando salí de la ciudad me fui con una carga emocional muy fuerte, con un desgaste físico que me tiró 24 horas de un avión a una cama de Buenos Aires, como en un reconocimiento a mi fortaleza interior poco a poco fui reconstruyéndome a tal grado que no tuve recaída, por el contrario, tus mensajes me ayudaron más. Sin embargo, creo que los malinterpreté, inconscientemente, por que desde antes de irme me hice a la idea de la despedida pero tengo que reconocer que me cayeron maravillosamente bien. El que quisieras verme me hizo guardar la esperanza de iniciar de cero lo que creí muerto.
Al paso de los días en mi Cancún querido (aunque ya no soy tan dependiente a él, tal vez por que mis lazos fraternos se están debilitando) esperaba verte, enfermedad, decaimiento o problemas de diversa índole, no le justifica a mi corazón que no hayas venido por que yo funciono de otra manera: cuando paso por un pesar es cuando más quisiera tener tu presencia conmigo, confortando, apoyando,...
Empieza la realidad económica, la situación laboral, tu ausencia, etc y con ello el estrés, generando la migraña, el entumecimiento de mi cuerpo, dolor en mis coyunturas, y lo peor, es que lo sé y trato de relajarme y lo hago. Así como no puedo ni hago mi vida alrededor de mi hija, mi felicidad no puede depender de ella, lo mismo pienso con respecto a ti. Quisiera fueras parte de mi vida pero no puedo esperar que lo seas. No soy así y no debo empezar en ésta segunda etapa cronológica de ella.
El amor es lo único que me vale la pena a mí. El dinero y los reconocimientos académicos y laborales son sólo un compás de espera en mi vida; el puente entre el disfrute y la convivencia con los seres que amo: mi familia, mis amigos y espero pronto un hombre a quien prodigarle toda mi atención y cariño, con la finalidad única de ofrecer la energía que me queda y no desperdiciarla en "conflictos sin sentido" que surgen en el trabajo o hasta en las filas de los bancos.
Sé que estoy en lo correcto por que cuando recibo tus mensajes me haces el día agradable, sonrío más. Cuando nos hemos visto me he sentido satisfecha y las pocas veces que hemos convivido por más tiempo de lo regular me has dado la felicidad y si combinas una o dos de las opciones anteriores me has colmado de una felicidad increíble, tanto que no hay estrés, ni me aquejan los males y los problemas se me resbalan o los resuelvo con mayor prontitud. Como puedes ver: eres mi mejor medicina.
Por lo tanto, el amor de una pareja en la frecuencia de su convivencia da estabilidad emocional y una vida sana. Eso es lo que yo quiero.
Pienso que nada te cuesta hacerte un espacio para mí como yo lo haría gustosa por ti pero no estoy en tus zapatos para ver el tamaño de los pasos que tienes que dar para lograr tus anhelos. Con las gafas que usas no sé de qué grosor es el cristal con que miras las cosas. Lo que si sé es que con gusto te ayudaría a lograr tus sueños y a solucionar tus problemas por la recompensa inmensa de un gran beso y la suavidad de tu mirada abrazándome al final de ello.
Gracias por estar conmigo, en la distancia, pero tiene mérito, yo lo hago con mis amigos, así entiendo la diferencia que hay en el afecto que sientes por amistad con un hombre que sólo es tu amigo y el hombre que deseas sea tu pareja. Al primero lo tienes en los pensamientos y con eso es suficiente; al segundo, lo quieres ver, lo quieres tocar, lo quieres sentir, es decir, demostrar tu amor en todas sus presentaciones. He de agradecerte tu amistad, entonces.
Gracias por el abrazo de protección que me enviaste.
Besos,
Leonora

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