No tengo miedo de padecer
si he de ver su gloria -ya la vivo-.
No tengo miedo de ser desechada
si me regocijo en su palabra,
Pero, Lucas, dime,
Cómo esperas que me reciba
si no puedo negar lo que soy
y mi cruz es tan ligera;
He pecado, sí.
Me he arrepentido, desde el fondo de mi corazón.
No puedo negarle
No puedo dejarle de amar
No puedo dejarle de admirar
Pero... en muchas ocasiones,
le he refutado al hablar...
y es que no es él quien habla
si no su interprete,
porque él y yo no necesitamos
hablar...
pues dominamos el mismo lenguaje.
Y sueno tan arrogante!
Y vuelvo, Lucas, a cuestionarte:
Cómo voy a negar quién soy?
Flor Junio 20, 2010. En la maceración de Boulder.
En diálogos con el Padre. Una ventana que se abre al mundo a partir de hoy. Así sea.
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