que la vida me haya dado!
Sólo por eso doy color al pálido semblante
que el destino te quiera dar.
Te amo, Nina.

Me adentré a la cueva
a las entrañas más obscuras
para robarme una estrella,
pedí al dios de los sumerios
que me prestara su ejército
y me dio al Dios Sol de Egipto,
me coronó en el Valle
y salí airosa guerrera de la Cruz.
Cuidar a la gema del cielo
es mi encomienda,
mimarla y educarla es mi regalo.
Volveré al infierno de Dante,
soplaré las coplas del Gran Espiritú,
bailaré las danzas sacras
paganas y marginales,
daré con gusto mi alma,
todo lo que tengo y soy,
porque sigas prodigando sonrisas,
campanas de aliento,
pasos de esperanza
a este mundo árido de amor.
Flor González
10/5/8 Ser madre es algo natural como la voluntad de Dios.
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