sábado, 26 de febrero de 2011

Leo tus labios

Hoy miré tu pasado y en el presente me encontré.
Me ha llegado la lectura de tus labios.
Te cuento que aun no hablo con las flores,
la ciencia me retiene en su lupa.
Espero pronto dejar de ser una lagartija.
Qué te puedo decir...
Las lágrimas de noviembre hicieron un canal en Petra.
Aprendí que las ortigas se convierten en mariposas
y las crisálidas encierran secretos.
Conocí el grito de un corazón herido,
las hojas del libro que nadie quería abrir.
Apagué el fuego de la condescendencia
y sumé los días que no volverán.
No sé si te das cuenta que ya no soy un poema al cual educar,
ni el minuto de la diapositiva en la pared,
ni la última nota del concierto para dos.
En todos estos años
he tratado de borrar los versos envenenados
de limpiar los pétalos del Irazú
de alejar los volcanes de mis alas
de sacudir la ceniza de mi hombro.

Y si alguna oruga de sal cae al ver tu fotografía
simplemente, sabrá que los elefantes no estorban.



-Auchhh! sí que dueles.

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